En total, 359.198 personas en Colombia viven hoy con restricciones y limitaciones para moverse en sus territorios.
La violencia en Colombia ha crecido en todas sus manifestaciones. Así lo demuestra el último informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). En el documento, la entidad hace un balance comparando el primer semestre de 2018 — cuando Juan Manuel Santos todavía era presidente— y el primer semestre de 2019, con Iván Duque en el poder. Aunque algunas afectaciones disminuyeron, como las víctimas por minas antipersonal, los ataques contra la población civil han incrementado en todas sus categorías.
Los homicidios intencionales contra civiles, por ejemplo, aumentaron un 55 %, pasando de 323 a 501. Los civiles heridos en acciones bélicas también crecieron: pasaron de 17 a 33, lo que representa un aumento del 94%. Las torturas aumentaron en un 80 %, mientras que en el primer semestre de 2018 se registraron 10 casos, en el mismo periodo de este año se reportaron 18. Por último están los atentados, que pasaron de 28 a 42, lo que quiere decir que hubo un incremento del 50 %. Haciendo un balance general, la OCHA señala que se pasaron de 981 eventos donde la población civil resultó afectada a 1.089 en 2019.
En el balance también se observa, por ejemplo, que en lo que se refiere a confinamientos hubo un incremento del 50 %, pues se presentaron 12 eventos durante el primer semestre de 2019. En estos casos, el 93% de la población afectada fueron afros e indígenas. Frente a los desplazamientos masivos hubo una reducción leve. Mientras que en el primer semestre de este año fueron desplazadas 11.917 personas, en 2018 la cifra fue de 12.167. Por lo menos en el 40% de los casos, la responsabilidad recae en las Autodefensas Gaitanistas y en las disidencias de las Farc, según el informe.
El siguiente gráfico es interesante, pues muestra cómo se redujo la violencia después de la firma del acuerdo de paz con las Farc y cómo, desde 2018, comenzó un incremento en los ataques contra la población civil. De hecho, mientras que en 2016 había un promedio de 101 eventos violentos por mes, en 2019 la cifra ha incrementado a 182.
Un punto preocupante que aparece en el informe es la afectación que están sufriendo los menores que habitan en zonas de conflicto. En el primer semestre de este año, 28.326 niños y niñas se han visto afectados por restricciones en la movilidad. En total, 359.198 personas en Colombia viven hoy con restricciones y limitaciones para moverse en sus territorios. Las razones varían, pero OCHA señala que esta situación se ha agudizado en el Pacífico colombiano, principalmente en Chocó y Nariño.
En el apartado sobre acciones armadas, OCHA especifica que en comparación el primer semestre de 2018, este año aumentaron los bloqueos a las vías (pasaron de 20 a 25), lo mismo los ataques a infraestructura militar (mientras en el periodo del año anterior hubo 37, este van 44) y en el número de combates, los cuales pasaron de 83 a 96. Los departamentos más afectados: Antioquia, Nariño, Norte de Santander, Cauca y Arauca.
Uno de los aspectos en los que se han presentado reducciones es en el de los accidentes con minas antipersonal, que disminuyeron en un 22%. Mientras que en los primeros seis meses de 2018 se registraron 92 víctimas, en el primer semestre de 2019 se han reportado 72 víctimas. El 93% fueron hombres. Del total, 51% fueron integrantes de la Fuerza Pública y 49% civiles.
En el último ítem, sobre desastres naturales, a Colombia tampoco le ha ido bien. En comparación con el primer semestre de 2018, este año incrementó en un 42% el número de personas afectadas por este tipo de desastres. De acuerdo con el documento, un total de 157.745 personas sufrieron las consecuencias de diferentes eventos como sequías, derrumbes, vendavales e inundaciones.
El balance, como lo demuestra la ONU, no es positivo para el presidente Duque. El conflicto se ha agudizado en regiones como el Sur de Córdoba, en Catatumbo y en Nariño, en cada territorio con particularidades diferentes. El gobierno, hasta el momento, ha optado por la militarización como solución para llevar la tranquilidad a esos territorios, opción que, por ahora, no ha dado los resultados esperados.
