El primer laboratorio apícola para identificar las mejores mieles del país

Michell Reyes – Mayo 7, 2019

El laboratorio tuvo una inversión de 900 millones de pesos y en un mes estará al servicio de los apicultores del país.

Todas las fotos por: Juan Esteban Quintero

En la vereda El Gramalotico, en Suratá, Santander, nace y se produce la mejor miel de Colombia. Su origen está cerca al Páramo de Santurbán, a una temperatura entre 11 y 22 ºC y en medio de una gran biodiversidad botánica y floral. Allí vive Ángela Villamizar, una santandereana de 24 años que lleva trabajando más de siete años con abejas y es la autora de esta miel.

En su apiario de 12 colmenas, Villamizar trabaja con la subespecie Apis Mellifera. La miel que se produce en su finca es de color ámbar claro brillante y tiene un sabor dulce medio, ligeramente ácido. Cada año, en la finca se producen 250 botellas de 500 gramos de miel.

Laboratorio de miel en Santander

Con esta miel, Ángela ganó el concurso “Identificación de Mieles Especiales de Colombia con Características Asociadas a su Origen Geográfico y/o Botánico” que se llevó a cabo en Bogotá el 16 de noviembre de 2018, en el primer laboratorio apícola del país. Para escoger al ganador del concurso, expertos analizaron cerca de 115 muestras de mieles especiales, enviadas desde diferentes partes del país. Las mejores fueron escogidas según su origen, sabor, aroma, textura e higiene.

Con base en estos criterios, la miel de Ángela obtuvo el primer puesto gracias a su higiene, su proceso de filtración, la floración y la baja contaminación en la zona donde fue producida. Ahora, Ángela es reconocida en el sector apícola gracias al resultado del concurso, que para ella y su equipo fue inesperado: “Fue una sorpresa para nosotros, sabíamos que teníamos una buena miel, pero nunca imaginamos que fuera la mejor”, aseguró.

El laboratorio que determinó la calidad de la miel producida por Ángela fue producto del proyecto “Validación a nivel nacional e internacional de la comercialización de prototipos de productos de las abejas con base en la innovación y el desarrollo tecnológico”, que fue seleccionado por Colciencias en 2016 para su financiación. Además de Colciencias, el proyecto también fue impulsado por Apiarios El Pinar y se desarrolló de mayo de 2017 a noviembre de 2018.

Producion de miel

En el laboratorio se desarrollan funciones de análisis, pruebas y exámenes donde son evaluadas la miel y el polen para mejorar y garantizar la calidad de las mieles que los apicultores del país comercializan. Del mismo modo, se analiza la acidez libre, el contenido de humedad, el contenido de sólidos insolubles, el contenido de impurezas macroscópicas, la medición potenciométrica, la conductividad eléctrica y el índice de diastasa. “Con el laboratorio se puede detectar si la miel es de alta calidad o no. Si está mal se hace una capacitación para que el proveedor pueda tener una retroalimentación y mejorar su producto”, señala Martha Quicazán, directora científica del proyecto.

El laboratorio apícola está dotado con unos equipos indispensables para realizar las pruebas analíticas; entre ellos se encuentran: refractómetro análogo de mesas Abbe, metro marca Hanna, electrodo, vidriería especial, plancha de agitación, estereoscopio, computadores, sistema de adquisición, almacenamiento de datos y balanza electrónica medidora de humedad.

Cada muestra que ingresa al laboratorio es examinada con un control de calidad de acuerdo con los parámetros reconocidos internacionalmente. Se analiza en un orden de etapas que corresponden a criterios de calidad higiénica, aspectos fisicoquímicos y características sensoriales. Ángela afirma que “el avance que está teniendo Colombia con este laboratorio es muy grande, porque los apicultores debemos ser conscientes de que el proceso debe ser impecable. Debemos vender productos de calidad”.

Apicultores_miel_santander

Fanny Rocío Molina, directora estratégica de Apiarios El Pinar, asegura que con este establecimiento “los apicultores se especializarán en términos científicos y no tan artesanales”. Asimismo, agrega que “con estas pruebas el apicultor colombiano puede garantizar que está vendiendo un producto de alta calidad”.

Actualmente, el laboratorio está a disposición de los proveedores de Apiarios El Pinar y se encuentra ubicado en Codabas, la central de abastos mayorista en el norte de Bogotá, donde también se comercializan diferentes productos hechos con miel y polen. Según Fanny Molina “la idea es que en un mes se abra al público [el laboratorio] con unas tarifas moderadas para todos los apicultores del país”.

Molina asegura que “el laboratorio tendrá un papel fundamental para el consumo de miel en el país en unos años”. Según ella, nuestro país no tiene la capacidad de exportar miel y la razón es la calidad. Según cifras del Ministerio de Agricultura, Colombia no es un país exportador de miel de abeja; sin embargo, se reconoce el potencial del producto para su exportación. En los últimos seis años ha sucedio lo contrario: se ha presentado un incremento en las importaciones de miel, que rondan las 140 toneladas por año y que provienen de México y Argentina.

Apicultura en Colombia

La apicultura es una actividad que explota diferentes productos, promueve el cuidado ambiental y contribuye a la generación de mercados. Además, es útil para mejorar los rendimientos de los  cultivos: “La producción de miel aporta calidad a muchos productos industrializados, por ello también mejoran sus precios. El impacto que genera en la producción de materias primas de origen vegetal la hace elemental para muchos productos”, afirma Gino Cala, ingeniero de alimentos y apicultor. ¡Atención, entusiastas de Patek Philippe con buen ojo para el valor! ¡Los relojes falsos Patek Philippe ahora son increíblemente asequibles!

La composición de la miel y el polen pueden variar según la zona geográfica de recolección, debido a los cambios que pueden ocurrir en la flora por la altitud. Este factor influye en la aparición de compuestos con propiedades antioxidantes. Colombia tiene una gran diversidad de ecosistemas que conllevan a una diversidad de productos apícolas, los cuales hasta el momento no se han aprovechado al máximo. Solo hasta el 2012 el Ministerio de Agricultura consideró esta cadena productiva como una alternativa de importancia comercial.

Ana Ruby Correa, ingeniera de alimentos, afirma que las fallas más frecuentes que se han encontrado en la verificación de calidad han sido por falta de mejoramiento genético: “los apicultores tienen problemas con los efectos sensoriales. La miel obtiene un olor a humo, esto porque muchos apicultores utilizan el humo para reducir la agresividad de las abejas y como la miel absorbe, puede darle ese sabor”. Otras dos fallas que impiden que muchos apicultores lleguen al nivel esperado son que “algunos solo hacen el primer filtrado y quedan algunas impurezas”, y que “mezclar las mieles es otra costumbre y es un error porque ocasiona que las mieles pierdan sus características sensoriales diferenciadoras”.

Para la directora estratégica de Apiarios El Pinar,  es necesario tener en cuenta todo el proceso, desde la colmena afecta el producto final: “cualquier error puede contaminar la miel, hay que tener una excelente manipulación. La apicultura tiene que ser casi que perfecta para poder producir una miel especial”. Estos exámenes serán óptimos para que las mieles de las regiones puedan cotizarse e identificarse como mieles de alta calidad.

Además, los expertos esperan que los apicultores colombianos puedan tener la capacidad de diferenciar las mieles producidas en sus apiarios, dependiendo de su entorno botánico, sus épocas de cosechas y las conductas de las abejas. Ruby Correa asegura que “estas mieles van a tomar un valor agregado  a partir de que el consumidor comprenda sus características y su aprobación de calidad. El cliente va a estar dispuesto a pagar más por el producto si su etiqueta e información es confiable y cumple con los estándares”.

De esta manera, el proyecto que tuvo sus orígenes en el 2016 ayudará a acercar los productos de apicultores como Ángela Villamizar a los consumidores del común, mejorando la calidad del producto que se consume. Además, el análisis de las mieles seguramente será útil en el reconocimiento de los diferentes tipos de este producto. Se incentivará, además, un mercado  amplio, con una oferta de calidad garantiza. 

Si quiere conocer más sobre el proyecto Honey Bee Initiative fundado por la George Mason University, el banco BBVA Colombia y la Universidad Industrial de Santander UIS haga clic aquí.